20 febrero 2007

PLAY, SLOW MOTION, GAME OVER

Riiiiiiing!!! yeahhh... sonó la campana de salida como un trueno que te liberaba de la carceleta que era el Colegio. Los ex-penitenciarios corrian a sus anchas en busca de pasar por entre el tumulto del portón principal para "escapar" lo más rápido posible.

Todo hubiese sido un caos cada 2:30p.m. sino fuese por el control marcial de Marroquín, el espigado y magro vigilante que imponía orden en todas las salidas gracias a la ayuda de su "varita mágica"... sólo bastaba un toque de la varita para que el más feroz se convirtiera en mansa paloma. En realidad era mágica, ¡si lo era!, lo digo yo que recibí solamente un par y todavía recuerdo la ilusión de ver mi pierna roja con un alto relieve que dibujaba la varita, claro que después de ver la introducción de estrellitas desfilando por mi vista.

Marroquín era de esos tipos de pocas palabras y cuando se decidía a hablar no se le entendía nada. Era como si siempre estuviese masticando UHU y no pudiese entonar palabras con sentido. Siempre lucía lentes oscuros, sea la estación que fuese... ¿le daba como una mística sabes? era como si los lentes y su vara fuesen parte de su
uniforme de trabajo y con ellos se fusionaba hasta converirse en una especie de Robocop hecho en Perú muy a la criolla: ¡Eso! ¡un Robo-quín!.

Creo que hasta se había convertido en un juego el salir corriendo sin comerse el "chocolatito" que repartía nuestro amigo Marroquín; eso te daba un status, como haber pasado un stage en un videojuego. Muchos ya saliamos conociendo los trucos de este juego, pero pocos podiamos volver a entrar de nuevo... ese Stage era un 98% de probabilidad de que terminase en Game Over.

Todas las salidas eran el mismo juego de siempre, todas menos una. Gracias a nuestro amigo Lucca. Alto, figura regordeta amorfa quien sino hubiese tenido nariz sería un Barbapapá, ojos perdidos cada uno en horizontes diferentes como dibujo de Simpsons que resaltaban gracias a sus párpados oscuros que lo hacían ver como un mapache asustado. Lucca era un estudiante del cuarto año de secundaria (con bis, recalcando); muchacho inquieto, sin reglas en su cabezota, sin límites, que causaba miedo porque no sabiamos con que ocurrencia podría salir... otro misterio para el análisis, sinceramente.

Aquel día estaba lleno de padres fuera del portón esperando a sus hijos de nivel primario. Fue día de salida especial al mediodía para todos los niveles por la celebración interna de una fiesta cívica. Adentro era un caos total, pequeños corriendo por todos lados, los más grandes esquivando a los diablillos, muchos gritos, un bullicio infernal.

¡De repente!

Escena 1: Lucca hablando con el fotógrafo del colegio. El fotografo con cara de miedo agarrando bien su cámara viejita. Lucca hablando con él pero viendo a otro lado (¿?).

Escena 2: El pobre fotógrafo corriendo y exclamando que ¡parase ya! a un Lucca eufórico que se vanagloriaba por haberle arrebatado la bicicleta.

Escena 3: Lucca dando vueltas y vueltas por el patio, el tumulto se abria como el Mar Rojo para darle pase a ese descarrilado personaje.. ¿Qué diablos pasaba por su mente? parecía Damian, el niño de la profecía queriendo aplastar a cualquiera.. nunca entendí si su risa era de nervios o de maldad.

Escena 4: (lo recuerdo en cámara lenta) Lucca manejando en dirección al portón, intentando batir un récord mundial: atravesar esa muralla sin ser visto por la vigilante mirada de Marroquín. Se notaba como pisaba el acelerador a velocidad endemoniada... el timbre de la bicicleta sonaba como sirena de ambulancia, la gente salia del paso asustada, gritando como locos.

Al final del camino, como a unos 15 metros la figura fantasmagórica de Marroquin, con piernas abiertas, brazos cruzados y en su mano derecha su infaltable varita.

Diez metros y seguía inmóvil, inerte y sin miedo... el público quería ver en que momento paraba Lucca o cuando Marroquín entendería que estaba frente a un desquiciado. Cinco metros: Marroquín sudando en posición de ataque... Lucca seguía en la misma dirección (¡!) pero después de 3 segundos buscaba los frenos... ¡No tiene frenos!... ¡No frena!... Marroquin ni se movía un milímetro, gritando: ¡Frena!.. ¡Frena! apuntándolo con la varita. Lucca asustado gritando: ¡No tiene frenos!, ¡No tiene frenos!,¡Sal de ahi!. Marroquín gritando más fuerte: ¡No pasas! ¡No pasas!...

La multitud boquiabierta, padres, hijos, profesores presenciando el instante en que Lucca estacionaba violentamente la llanta delantera en el bajo vientre de Marroquín. ¡Impacto total! por los aires Lucca... Marroquín en el suelo en posición fetal -todavía aún con la llanta pegada a esa parte varonil tan sensible- Lucca cayendo boca abajo al costado con un pie atascado en los rayos de la llanta.

La cámara lenta volvió a estado normal. Marroquín repartiendo harto palazo con una mano mientras que con el otro se sobaba del dolor. Lucca como una ballena fuera del mar, aleteando para esquibar el duro golpe de la ley; tratando de soltarse el pie que no podía por estar atascado.

Era increíble ver esa patética escena... era un spaghetti de brazos, piernas y una inocente bicicleta tirada em los suelos, uma simple bicicleta que el único error en su vida fue haber nacido con frenos.... contrapedal.
\ XyXzen ®

2 comentarios:

Airamana dijo...

Otra hilarante narración nacida de la vida escolar Tangüista, gracias Manolo por tener tan buena memoria!!

N1N0 dijo...

jaja buena tio! chevere la historia